1.- LOS BENEFICIOS DE LA COMPASIÓN
Mis experiencias no son nada especial, son simples
experiencias humanas. No obstante, a lo largo de mi formación budista he
aprendido algo sobre la compasión y el desarrollo de un buen corazón, y esa
experiencia me ha resultado de gran utilidad en mi vida cotidiana.
Citaré un ejemplo.
La región del Tíbet
de donde procedo se llama Amdo, y los tibetanos suelen decir que los habitantes
de ese lugar son personas de temperamento irritable. Así pues, en el Tíbet,
cuando alguien pierde los estribos los demás lo toman como un indicio de que
esa persona es oriunda de Amdo. Sin embargo, cuando comparo mi temperamento
actual con el que tenía entre los quince y los veinte años veo una gran
diferencia.
Hoy en día casi nunca me irrito por nada y, si lo hago, el
enfado no me dura mucho. Se trata de una ventaja maravillosa, fruto de mi
propia práctica y adiestramiento. ¡Ahora casi siempre estoy contento!.
A lo largo de mi vida he perdido mi país y me he visto
reducido a depender por completo de la buena voluntad de los demás; también he
perdido a mi madre, y la mayoría de mis tutores y lamas han fallecido. No cabe
duda de que estos son incidentes trágicos en los que me entristece pensar; no
obstante, jamás me siento abrumado por la tristeza.
Rostros viejos y familiares desaparecen y dejan paso a
rostros nuevos, pero entretanto conservo mi alegría y mi paz mental. Esta
capacidad para enfrentarnos a los hechos desde una perspectiva más amplia es,
en mi opinión, uno de los dones de la naturaleza humana y, a mi modo de ver,
tiene su origen en nuestra capacidad para la compasión y la amabilidad hacia el
prójimo.
Libro: Con un corazón abierto HH Dala Lama
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